lunes, 14 de mayo de 2007

Un hobbie muy exclusivo

La filatelia es uno de los gustos más exclusivos del mundo y de nuestro país; este año la Feria propone un gusto por el conocimiento y más que eso, por la historia.
Por Gabriel Rey

Un stand pequeño comparado con lo que hay a su alrededor, viejos archivadores, estampillas de toda clase esparcidas por las vitrinas y álbumes en el fondo. Estos últimos a la venta a muy bajo costo. En esta empresa participan cuatro personas que aman las estampillas, su historia, sus secretos y lo impredecible de este arte. Muchos siglos después de la primera emisión de una estampilla aún se conserva la tradición de coleccionarlas, de quererlas para luego venderlas a un muy buen precio a otro amante de esta, casi litúrgica, actividad para lucrarse tanto de forma intelectual como monetaria.

El hombre detrás de esto es Nelson Camargo, un contador de unos 56 años, de pelo blanco que demuestra el paso de los años y su gran experiencia. Como todo bogotano de edad avanzada, usa gafas, siempre está con corbata y traje impecable. Es un hombre con muchísimos conocimientos ya que, según sus propias palabras: “La filatelia es una cultura de vasto aprendizaje”. Su mirada tras las gafas es la de una persona bonachona, la del típico abuelo, sin máscaras, sin secretos; un ser humano siempre dispuesto a colaborar, pero sobretodo a propagar el conocimiento de este deleite, incentivando a los diferentes visitantes de la Feria a aprender y a tomarlo como un hobbie.

La gente pasa curiosamente por el stand. Él les enseña muy pocas cosas, lo que siempre les dice a quienes lo visitan es que la filatelia es mucho más que el gusto por las estampillas. Explica que también es el gusto por el conocimiento en diferentes áreas como la historia, la geografía y la literatura, mencionando también el arte y la biología. Un compendio de estudios básicos y avanzados mezclados con el placer de hacer una colección. En este arte, mientras más perdure una colección es más costosa, así como sucede con los vinos añejos.

La estampilla de García Márquez que data de 1982 es un claro ejemplo de la producción filatélica del país y más aún del reconocimiento a uno de los grandes literatos del mundo, demostrando el progreso de los correos colombianos y apreciando la vieja escuela literaria y los grandes aportes al país de quienes crecieron en él sin educarse en una cultura de la violencia. Es un arte que conlleva a un estudio muy juicioso de la historia de los correos en Colombia y en el mundo, que data de 1840 en Inglaterra. Para esto hay que tener gusto por las estampillas, por el estudio y sobre todo una gran cantidad de tiempo y dinero, aunque la recompensa es grande en cuanto a aprendizaje histórico. ¿Tiene usted todos estos requisitos? Entonces, ¿qué espera para iniciar su álbum de filatelia?

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