martes, 31 de julio de 2007

El mejor vástago de la literatura: el periodismo

El periodismo literario es una mezcla extrema, se interna en los más ocultos paradigmas de la información y sigue el camino propio de sus fuentes, recurriendo al místico olfato periodístico. En el papel es otra historia.

Una musa inspiradora, la misma que guiaba los pensamientos de Homero, la misma que guía a Faciolince o Mendoza, se apodera del pensamiento e inicia su agotadora labor. La creación.

Con un ánimo no sólo informativo sino también para que el lector se deleite, para no ponerlo a leer un texto ladrilludo cuyo epicentro sea el cruento escenario de la Colombia actual; simplemente informa pero desde la exquisita via de la literatura, desde el finísimo hilo conductor que narra una historia de vida como lo que es y no como la mera premisa periodística “no es noticia que un perro muerda a una ser humano pero sí que un ser humano muerda a un perro”. Es quitarse la venda de la banalidad en la información y re-descubrir que el periodismo es escritura, que la escritura es literatura y la literatura es arte en la más sagrada y poderosa arma humana: la palabra.

No hay que pensar que el periodismo es literatura bajo presión sino que son dos complementos, que se necesitan para ganar una buena audiencia y sobre todo para que esa audiencia no lea por la costumbre de estar informado, sino por sentarse media hora o quince minutos a salir del mundo y encontrar que las historias de vida y las crónica y los reportajes son, así como los libros, ventanas hacía la realidad de ese mundo, de esa “Colombia X” , como la llamaría Germán Castro Caycedo.

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